martes, 1 de abril de 2014

JUGEMOS EN EL BOSQUE

El escritor y filósofo Rolando Vera García ha propuesto el término ludolenguajepatía para definir al trastorno por medio del cual los poetas se ven impelidos permanentemente a proceder de manera ludica sobre el lenguaje. Se trata de "una urgencia psicológicamente incontrolable", compulsiva por jugar permanentemente por las variantes (infinitas) que plantea el lenguaje. En el marco del imaginacionismo el poeta se transforma en un ludolenguajepático personaje de ficción. 

El termino resulta interesante para definir la posición del poeta imaginacionista en relación con el lenguaje. De lo que se trata es de ponerlo a jugar permanentemente. Ficcionarlo. Sin embargo, es necesario advertir insistentemente el hecho de que para que exista un juego debe haber una regla, no importa cual. Pero debemos pactar con una regla. La ley define el campo de juego. La ludolenguajepatía si bien está planteada como una compulsión por jugar al lenguaje (mientras el lobo no está) también obliga a plasmar una regla. O dichos en otros términos el único momento en que no admitimos reglas es cuando ella ya existe efectivamente.

En la labor poética la regla define "una forma", merced a eso logra existencia. Por ello debemos propiciar perseverantemente que el poeta se haga cargo (ética de la responsabilidad) de convivir con su propia forma y que la milite. Lo contrario de la ausencia de reglas y de formas no es el caos, ni la deformación, en todo caso ello es un anti-estética en proceso de revisión; sino la muerte, es decir la negación de la misma posibilidad de existencia. 

(En Avances sobre imaginacionismo, de Ivan Nuñez, fragmento de artículo inédito, 2014) 




    

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